martes, 16 de julio de 2013

DENTRO DEL ESPEJISMO

Sus pequeñas manos tocan,
sus ojos brillan, creen ver la luz
su espíritu confía…ha hallado la verdad
siéntese dichoso y bendito de haber nacido,
nacido con el don de conocer la verdad
se ha librado del mal del mundo
¡oh, qué dicha para él!

Corre por las praderas
conoce el paraíso y dice ser feliz
siéntese honrado y poderoso
el mundo es un espejismo para él,
avecilla rumaní, desconoce la realidad
espejismo es dónde él vive
pero, no quiere ver tras el espejo…
porque jura que detrás de el
está la falsa de satán…

No sabe que él es quién engañado está
que su frágil  mente jamás comprenderá
que por votos de sus padres condenado está
a vivir en el otro lado del espejo
siempre jurando que es la realidad

Sus pasos han ido hacia el sur
en busca del ángel de luz
más, no sabe que ahí alberga la oscuridad
no lleva luz ni lumbrera…
su madre con ingenuidad espera
que aquel bondadoso le ayuda le dé
mientras, su vástago ingenuo desea
enriquecer sus dones…

Va de la mano del monstruo
al principio suave y amigable
sonrisa de ángel, lengua bífida
el paraíso pierde el color
lentamente se desvanece
diluyendo el brillo con sus lágrimas
ha abierto las puertas del infierno
él no lo sabe, quiere gritar
pero su boca es enmudecida
y cree una mentira más…
porque quiere, o por obligación
él no lo sabe…
él no lo sabe…
jamás lo sabrá…

A lo lejos se escuchan voces
 coros de ángeles
inocencias perdidas en gotas de sangre,
sangre rojeando en la oscuridad
demonio que se retuerce de felicidad
ha hallado el paraíso…
tú, tú has creado el paraíso para él
sus mefistofélicos deseos
ahora se harán realidad
gracias a ti, gracias a tu silencio…

Shhh….que te van a escuchar
No digas nada, o la gente hablará
Imagina lo que dirán…
¡Qué dios haga justicia!
¡Que Dios haga lo que tú no haces!
¡Que dios beba la sangre
que tú has derramado con tu silencio!
¿ésa es la bendición?
¿eso esperas?

Demonio maldito
lamiendo la sangre de la roca
regocijándose de gusto
por haber hallado el paraíso…
ríes burlonamente
mientras el festín saboreas
sabes que jamás te denunciarán
rompe huesos, arranca carne
desolla frágiles corderitos
¡Regocíjate monstruo maldito!
has hallado el paraíso
donde alimento jamás faltará
bebe sangre en copa de oro,
aspira el miedo que te hace más fuerte,
las apariencias siempre valdrán más
siempre valdrán más…
por eso eterno serás…

eterno serás…

Dando de comer al Monstruo...

De vez en cuando es bueno una dosis de veneno a las venas…
De vez en cuando es bueno volver la mirada atrás y recordar…de vez en cuando es bueno meter la cabeza para husmear lo que hay en realidad, lo que hay por dentro. Revisar la herida que con sonrisas disfrazadas trato de ocultar, la herida aún sangrante que nadie nunca podrá cerrar, que nunca sanará.

A veces es mejor creer la mentira, o al menos engañarse pensando que la mentira es la verdad; aprender a mentir…ir a las calles o a las casas de jóvenes e ingenuas mentes, verles a los ojos y decirles cínicamente que esto es lo mejor para su futuro. Una vocecilla dentro de mí sonríe y el monstruo cobra un alma más. Sus dientes filosos deseosos de sangre brillan en la oscuridad, sus garras sólidas se incrustan en mi espíritu y oprimen mi alma. Pero ¿qué puedo hacer? Soy yo también una esclava, esclava de una mentira que tengo que vender como el elixir mágico de la felicidad, debo vender un paraíso donde los niños viven en paz, un paraíso que es el infierno para unos pocos cuyas tiernas pieles pierden el pudor.

Demonios encarnados visten de pastores, líderes poderosos bajo la máscara del poder…tienen “privilegios” que usan como escudos para servirse en mesa de oro a los desprotegidos. Un rebaño de manipulados que a un solo balar dicen sí a cuánta absurda idea les propongan. Ahí estoy yo, aquel cordero negro de oscuro mirar, con lanas blancas tratando de ocultar mi fatídica realidad. Intento con ellos flotar…pero mi alma está muerta, mi espíritu olvidó volar.

La religión, bien dicen “el opio de los pueblos”, la droga que adormece los sentidos, todos los sentidos. Tanto así que ven lo más superficial como síntoma de una buena espiritualidad, mujeres que mientras sus trajes sean lo más recatados son consideradas las más puritanas ante la sociedad; cuando a veces es porque no tienen cuerpos ya para lucir y sienten ira al ver a jovencitas que se entusiasman con modas para nada bizarras. Pero ahí están, para juzgaros hasta los zapatos, si vuestros zapatos son demasiado altos, pues eres parte del mundo, si usáis alguna prenda de moda, vuestra espiritualidad está errada. ¡Por Dios! La regla es: Mientras más ridícula, más pronto llegaréis al Paraíso. Basta con dar un vistazo a las precursoritas que se calzan una blusa con una camisa por encima, una falda que da hasta los tobillos ancha y vieja que no combina para nada con el torso, zapatos cerrados y calcetines blancos, sombrero crema y paraguas. ¿Y así quieren pasar desapercibidas?; la gran tribulación nos acaecerá gracias a sus ridículas formas de molestar la vida de la gente!!!.
Jodemos a la gente día y noche, los despertamos los domingos en la mañana, los perseguimos en las calles, y luego nos preguntamos ¿por qué no nos quieren?, somos calambres a la vista, nos hacemos los santos y fastidiamos día y noche…y luego ¿por qué será que nos persiguen?.

Países democráticos, os fastidian los evangélicos con su canto, es verdad. Pero nosotros no nos hayamos muy lejos de ellos. Al menos, ellos deben denunciar a sus pedófilos.  Al menos los Católicos han tenido la cara de exponer a la luz pública sus crímenes, y hasta han pedido perdón…y ¿nosotros?, dejamos que violen a nuestros niños, que destruyan su niñez, y callamos en honor de que no queremos que se haga público y “calumnien” a nuestra religión. Si la ley del hombre considera crimen, ¿qué sois tú para decir que no lo es?.

¿Es que somos tan ciegos que no podemos ver?, para vivir en nuestro Paraíso, condenamos el infierno a nuestros hijos, y abrimos las puertas de par en par a depredadores sexuales. Su sangre está en nuestras manos, nos bañamos en su dolor, y ocultamos el rostro indiferente a los crímenes, fingiendo que nunca existieron ¿para qué? ¿Para proteger un nombre?, protegemos el nombre de una organización, y con él los nombres de los malditos, comemos con ellos, les abrimos las puertas porque juramos que son nuestros hermanos, les prestamos nuestros hijos para les ayuden con actividades teocráticas…hay actos que no merecen el perdón. El mundo no los perdona, pero nosotros somos tan cojudos que los perdonamos y albergamos en nuestro seno. Claro, y con eso somos santos. Hemos insensibilizado el sentido de Justicia más básico. 
Creemos que tenemos nuestro propio sistema de justicia…un pedófilo puede hacerse de un festín y nosotros creemos suficiente castigo con decirle que ya no es T.J., ¡oh, sí! ¡Tremendo castigo!, en cualquier lugar del mundo por tan sólo un acto de esos es llevado preso, y en la cárcel es violado vez tras vez, y muchos otros –porque en el mundo sí hay un sentido de justicia hasta en los presidarios- son asesinados en manos de compañeros de celda. ESO ES JUSTICIA, aquí hasta el peor y escandaloso castigo de ser expulsado, es remediable, sí, porque luego de unos meses el monstruo puede volver, sí, vuelve al rebaño para servirse de sangre nueva, sin temor, porque nadie hasta ahora ha sabido lo que es en realidad. Y Ahí están, madres confiadas e incautas…y luego alguien dice que nosotros no nos llevamos por las apariencias.

Y ahí, como espectador, como el que sabe y calla. Callo porque eso tengo que hacer si no quiero perder el cariño de los míos, callo porque si hablo seré vituperada por denunciar un crimen que ni el involucrado ni los padres quisieron decir.