Heme aquí confusa, envuelta en el paradigma dónde la vida me ha colocado. Siendo yo misma un paradigma en todo su realidad, soy feliz e infeliz a la vez. Justo cuando creía que habría de ser totalmente feliz; de hecho, tengo todo lo que ayer quizá deseé para ser feliz. No contaba con descubrir la realidad.
Con él, siempre bromeamos, nos llevamos bien, creo que tuve suerte, es un buen tipo, con sus defectos, pero a la medida humana es perfecto, no somos ricos pero nos damos nuestros lujos que por austeros que parezcan, son nuestros lujos. ¿Su defecto?, ser lo que en el mundo borrego dirían su mayor fortaleza. ¿Cómo asesinar su esperanza?, ¿Cómo decirle que se trata de un gran juego? ¿De una gran estafa?. No me queda más que resignación, sonreír entre dientes, halar la falda, los pesados libros y levantar camino en el polvo, cansada, rendida por el trabajo diario, para ir a hacer la santa misión de conseguir más borregos.
Es bárbaro ver cómo crece toda esta falsa. Bueno, no entienda el lector que les odio, jamás, es más, sigo aquí en el rebaño por ellos, porque los amo, los quiero tanto que agacho la sonrisa con los lamentos y me llamo como una de ellos. Cuando voy de casa en casa, nunca ofrezco estudios, solo les animo a usar la biblia, a acordarse de que en alguna forma existe un Dios que es amor. Porque sé, que Dios existe, no me importa si llegamos por evolución o por un par de estúpidos que metieron la pata un día de abril, solo quiero creer que Si existe Dios. Porque sino, no tendría explicación el amor, lo que siento, todo el bien que siento. Que algunos, le hayan puesto reglas al amor, no es culpa suya.
Sigo sin entender porque los humanos tenemos que ponerle reglas a todo, crear estatutos rígidos y calculadores para luego inculpar a alguien. Cuando Cristo estuvo en la tierra, no se sujetó a las leyes, si el volviera y quisiera ser TJ hace años que lo habrían expulsado, y créanme, no lo hubieran apedreado de no ser por las leyes de Roma. Es algo tan evidente, y no lo pueden ver. El amor es la ley sobrenatural que debería regirnos, y a cambio, sólo respondemos como computadores programados para detectar errores. ¡Dicen que nos incentivan al amor?,¿ amor es darle la espalda a tu hermano, a tu amigo, a tu hijo, sólo porque cometió un error? ¡Vamos!, todos nos equivocamos, todos!, aquí nos acostumbramos a ver perfección, nos acostumbramos a la farsa, nadie es perfecto. Todos lloramos, todos caemos, todos nos lastimamos, la gracia está en levantarnos, y si no hay una mano con amor para ayudarnos?. Se trata de leyes autoproclamadas y que son aplicables en su mayoría a los tontos borregos que no tienen quién les defienda. O sino, los hijos de ancianos, o los bien apadrinados, no salieran ilesos a pesar de los horrores que hacen. Siempre habrá el huérfano, el tonto, o mentiroso a quién lanzarle la culpa. Y como los niños bonitos y santos son hasta precursores, son intachables, populares y hasta simpáticos, nadie los cree capaz de tantas hazañas.
Les cuento, el otro día –cuando aún estaba media borrega- me bajé la nueva música que publicó la sociedad, la que es con coros. En lo personal soy fanática a la música clásica, ópera y sacra. Otro de los motivos que siempre he sido la oveja negra en casa, mi familia –compuesta por mujeres matronas de entrados años, precursoras y pioneras en la religión de por vida- siempre han peleado conmigo por mis “oscuras inclinaciones” como leer libros que no son de la sociedad, escuchar “música de iglesia”, agradarme películas de fantasía, estudiar para tener un título profesional…en cierta ocasión entra a mi cuarto mientras oía los coros “de los cánticos del reino”, se enfureció, dijo que detestaba esa música satánica jajaja, no dio crédito a que se trataba de cánticos. Apague la música y mejor me puse a oír mi música sacra, después de todo, para que refunfuñe con razón!. El color negro, es satánico, cualquier símbolo que no hayan visto, es satánico, el misterio, es satánico…esa idea que la menor cosa corrompe el espíritu ovejo, me tenía loca. El arte …es bonito, pero satánico. Amo el arte. El resultado…me convertí en la “satánica” de la casa, por lo que me he ganado mil y un batallas. Si supieran lo que he descubierto, me quemarían como a las brujas de Salem. No importa cuánto me amen, de todas formas lo harán.
Y créanme, no tengo cuernos…